Como Hacer un Masaje de Reflexología Podal?

La reflexología podal es una forma excelente para ayudar a una persona a relajarse tras un largo día de estrés. Además, ayuda a tratar problemas como los dolores de cabeza e insomnio. Empieza masajeando la parte superior de los pies además de los talones, las plantas y los dedos del pie. Puedes realizar masajes más profundos en los tobillos, las plantas de los pies y los puntos de presión para quitar las tensiones y crear una experiencia agradable para la persona que recibe el masaje, podes encontrar este servicio en con las Masajistas en Tribunales que podrán demostrar esta técnica y aliviar tu dolor si deseas mas información podes contactarlas ahora

Masajear la parte superior, el talón, la planta y los dedos del pie

Coloca los pulgares en extremos opuestos del pie y muévelos uno hacia el otro. Hazlo al menos 3 a 5 veces, moviéndote de arriba a abajo hacia la parte inferior del pie.

  1. Frota la parte superior del pie con los pulgares. Empieza en la punta de los dedos y avanza poco a poco hasta el tobillo. Luego regresa hacia arriba del pie, empezando desde el tobillo. Aplica una firme presión con los pulgares, ahuecando el pie en tus manos
    • Muévete por el pie de arriba a abajo 2 o 3 veces. Mantén el pie cerca de la zona de tu pecho, con tu cuerpo inclinado hacia la persona. Esto te permitirá aplicarle al pie la cantidad adecuada de presión.
    • Asegúrate de utilizar la fuerza de tu peso corporal, en vez de los músculos de tus pulgares, para masajear el pie. Si usas solo dichos músculos, harás que se acalambren y se cansen con facilidad.
  2. Masaje el arco del pie. Usa los pulgares para aplicar una ligera presión en el arco del pie, justo por debajo del metatarso del pie. Mueve un pulgar en dirección de las agujas del reloj y el otro en dirección contraria en pequeños círculos. Hazlo mínimo por 30 segundos
    • Asegúrate de agarrar con firmeza el pie, ejerciendo cierta presión mientras lo masajeas. Los toques suaves y ligeros pueden causarles cosquillas a la mayoría de las personas y distraerlas del masaje.
    • Si la persona que recibe el masaje presenta zonas adoloridas en el pie, no ejerzas mucha presión en él porque puedes irritarlas.
  3. Frota el talón. Mueve los pulgares de arriba a abajo hacia el tendón de Aquiles, el cual va desde el talón y el tobillo hasta los músculos de la pantorrilla. Frota el talón con movimientos circulares, usando los pulgares.
    • Podría ser necesario levantar el pie con una mano para poder acceder al talón.
    • La piel de esta zona suele ser seca o dura, así que puedes aplicar aceite o loción para masajes en tus manos para disminuir cualquier fricción.
  4. Aprieta y tira de cada dedo del pie. Sostén el pie con una mano, justo por debajo del arco. Con la otra mano, coloca el pulgar en la parte superior del dedo gordo del pie. Tú dedo índice debe ubicarse por debajo del dedo gordo. Gira un poco el dedo del pie hacia un lado y tira de él de arriba a abajo. Vuelve a la parte superior del dedo y apriétalo con tu pulgar y dedo índice. Hazlo con cada dedo del pie para soltarlos y relajarlos.
    • No tires con fuerza de los dedos del pie de la persona porque puedes lastimarlos. En vez de eso, gira, tira y aprieta ligeramente de cada dedo del pie, aplicando una presión uniforme.
  5. Deslízate de arriba a abajo en cada dedo del pie con tus dedos. Sostén el pie con una mano, justo detrás del talón. Coloca el dedo índice de tu otra mano entre los dedos del pie de la persona. Desliza tu dedo hacia la base de los dedos del pie y luego regresa hacia la punta de los dedos. Hazlo 2 o 3 veces entre cada dedo.
    • Usa tu peso corporal para aplicar una presión uniforme mientras subes y bajas por los dedos del pie.
  6. Céntrate en un pie a la vez. Deja el otro pie remojándose en agua tibia o relajado sobre una almohada. Primero realiza un masaje básico en un pie y luego pon tu atención en el otro pie. Repite los mismos movimientos con cada pie, de modo que los dos se relajen por igual.

Masajear a profundidad el tobillo, la planta del pie y los puntos de presión

  1. Haz un masaje profundo en el tobillo. Localiza la zona hueca por debajo del tobillo. Aprieta suavemente dicha zona con el pulgar o el dedo índice por unos segundos. Luego puedes hacer movimientos circulares con los pulgares alrededor del tobillo. Aplica una presión uniforme en esta zona para ayudar a relajarla.
    • Si el tobillo está muy rígido o adolorido, puedes intentar ahuecar el talón con una mano y sujetar el metatarso del pie con la otra mano. Luego, gira con lentitud el pie en dirección de las agujas del reloj unas 3 veces y otras 3 veces en dirección contraria.
  2. Usa tu puño en la planta del pie. Para realizar un masaje más profundo, sostén el pie con una mano en el talón. Haz un puño con la otra mano y presiónalo suavemente en la planta del pie. Mueve el puño contra la planta del pie usando movimientos circulares, como si estuvieras amasando. Luego, deslízalo de arriba a abajo en la planta del pie. Así ayudarás a relajar dicha zona con mayor profundidad.
    • No golpees la planta del pie con tu puño, puesto que así no la relajarás. En vez de eso, aplica una presión más uniforme con el puño.
  3. Aplica presión en ciertas zonas del pie. Puedes quitar la tensión de zonas específicas del cuerpo de la persona si masajeas ciertas zonas del pie. Aplica una presión uniforme en dichas zonas usando el pulgar y el dedo índice para aliviar un problema específico que la persona podría experimentar, como cuando haces un masaje de reflexología. Puedes aplicar presión en las siguientes zonas:
    • El talón y los dedos del pie para tratar un dolor de cabeza o problemas urinarios.
    • El centro de la planta del pie para tratar dolores de cabeza o insomnio.
    • El lado rosado de los dedos del pie derecho o del izquierdo para tratar problemas de espalda.
  • Usa la parte posterior de la mano para golpetear ligeramente dichas zonas con el fin de estimularlas. También puedes frotarlas con los pulgares.
  • No apliques mucha presión en esas zonas, debido a que pueden ser sensibles. Empieza con suavidad y lentitud. Luego, si la persona aún se ve cómoda y relajada, presiona un poco más profundo en dichas zonas.